Complejo junto al río para comer y bailar. Complejo inmenso y elegante que incluye restaurantes, terrazas, un jardín con vistas al río y una discoteca.
Un lugar muy bonito, con vistas a la Basílica y al río. Estuvimos de celebración de boda y toda la decoración estuvo cuidada la detalle. La atención del personal fue muy buena. Banquete delicioso sin duda destacó la carne y la copa de postre.
Estuve cenando con un grupo de amigos el 28-01-23, en una sala bastante grande. El lugar está bastante bien. Cuando terminamos de cenar te dan la posibilidad de poder tomar alguma copa en la misma sala donde has cenado. Cerveza 3€, Tonica 3€,... El lugar esta completamente climatizado (fuera hacia mucho frio). No me gusto el detalle de que cuando nos sirvieron el postre apagaron la calefaccion, y al final hacia un poco de frío. Terminamos sobre las 2, y en la calle esperaban para entrar jóvenes de unos 20 años. Me supongo que tendrá discoteca o sala de baile.
Celebramos nuestra boda el 17 de septiembre. Todo muy bien (siempre hay detalles y algún olvido que se puede mejorar) El cóctel, en la terraza, abundante, riquísimo. Los camareros, tanto aquí como en la comida, geniales. La comida, muy buena; el servicio, excepcional. La barra libre, en uno de los palcos de Supernova, genial. Sin duda que recomendaremos Aura a cualquier pareja. Muchas gracias a Patricia, ella se encargó de llevar nuestra boda desde el 1er. momento y ha estado siempre pendiente de todo. Gracias, Patricia, eres una crack.
Estuvimos para una boda, que decir, una muy buena experiencia, los camareros estaban todo el rato muy pendientes, nos pusieron en la zona de la terraza para tomar unos entrantes, que nos iban sirviendo y repartiendo a lo largo del mediodia con unos cócteles y bebida en barra, a demás de eso, había una plancha y unas brasas en las que podías acercarte para probar también algunos platos que iban realizando. A la hora de comer nos llevaron a uno de los salones de la parte interna del Aura y allí podíamos continuar degustando todos los platos que nos iban sacando. Para terminar nos llevaron a la 3º planta de la supernova en la que continuamos la fiesta con una barra libre y aperitivos que que había a lo largo de esta sala de fiesta.
Celebramos un evento de empresa en la sala River Hall . Tiene acceso directo a una maravillosa terraza con vistas al Pilar. Fue todo un acierto, en el salón acristalado estuvimos unas 30 personas toda la mañana, tomamos un aperitivo en la terraza mientras montaban las mesas para comer y fue todo genial, todos encantados con la elección del sitio. La atención y el servicio de 10 y buena comida ¡Totalmente recomendable! ?
Dispone de un menú cerrado en el que puedes elegir el plato principal. El menú es muy completo, no te quedarás con hambre en absoluto. La comida está muy buena y el trato de los camareros es magnífico. Privilegiadas vistas del río y de la basílica del Pilar.
Hasta ahora muy bien . Servicio y platos muy buenos., amabilidad de los camarer@s. Todo en su tiempo.. sin dudar x encima del restaurante de flor de lis en servicio y trato del personal aunque tenga un gran chef y un jefe de sala bueno, resto del personal en especial rubia del este no está a la altura , pide cafés especiales con carlos 1 increíble me dicen los acompañantes
“Bien pero con matices” Fuimos a celebrar una reunión familiar, y lo primero que nos sorprendió, fue que era un menú cerrado con posibilidad de elegir exclusivamente el plato principial entre una carne o un pescado, pero mayor fue nuestra sorpresa, cuando después de habernos dicho que era menú cerrado, cambiaron uno de los entrantes. Durante la comida hubo varios fallos como por ejemplo que le faltase sazón a algunos platos, o que otros productos estuviesen demasiado hechos. Por otro lado, a los intolerantes a la lactosa, les adaptan el menú si, retirando todo lo que no lleva lactosa, pero no te quieras pedir un café con leche porque no disponen de leche sin lactosa, algo que para el sitio que es me sorprendió bastante. Cabe destacar la amabilidad, cordialidad y buen trato por parte de los camareros, siendo muy atentos; y las espectaculares vistas a la ciudad y a la Basílica del Pilar.