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Se llama "Idílico " a día de hoy ( estupendo) Equilibrio, genio, atmósfera. Vamos, -"güenismo"- que decimos por aquí... El salón es acogedor, con manteles y colores blancos que, aunque no sean muy "modernos", te dejan ver los colores tal y como son (vino, punto de la carne... sonrisa de tu pareja...) El personal es una mezcla de escuela, experiencia y naturalidad, o sea, "majismos". La cocina, presentaciones, servicio, atención, lugar, recepción, atención.... Son exquisitos,o sea "Ideales ". Ciertamente, tras el cierre de algunos buenos restaurantes de Zaragoza, estoy encantado de tener sitios así en mi amada ciudad . No pongo el precio porque he sido invitado, pero sé que merece la pena regresar, de hecho, el martes vuelvo (y si cambio de opinión, lo haré saber)
La calidad reflejada e el producto y las personas.
Lastima del cierre.Era perfecto