Restaurante rústico de lujo en antiguo establo. Restaurante lujoso de gastronomía refinada y vino en antiguo establo con mesas en la terraza.
¡Todo un espectáculo! La comida es fantástica y la atención inmejorable. Estuvieron muy atentos y amables, además de cercanos. Deseando volver. La raya en pimentón en especial es exquisita. Pd.: la gominola de aceite de oliva con el macaron es toda una explosión.
Restaurante ubicado en las antiguas caballerizas del Palacio. Cuidan el detalle, la calidad del producto excelente y la elaboración de los platos muy cuidada. Carta de vinos un poco corta. El personal muy atento. Sin duda para ir a disfrutarlo.
Siempre que viajamos a Madrid nos gusta visitar un restaurante con estrella o similar. Comimos bien, todo hay que decirlo pero nos llevamos una ligera decepción en comparación con otros restaurantes similares. Hicimos el menu clásico. Raciones muy pequeñas (incluso con hueso incorporado o el postre de la minigominola que me pareció un insulto) y el maridaje muy muy escaso: 1 cava, 1 vino blanco, 1 vino tinto y 1 vino dulce. El ambiente algo ruidoso con poca separacion entre mesas. El personal muy amable y servicial, aunque nos toco esperar bastante entre plato y plato, tuvimos que recordarles que nos faltaban 2 postres, no sabían ni cual nos tocaba. A día de hoy no volvería, hay otros como A'barra o Cebo de precio similar con menús más amplios.
El sitio, precioso. La atención, inmejorable (hasta un breve momento que podía ser "tenso" se convirtió en una sonrisa: Miguel y su equipo, unos profesionales del 10. La comida, increíble, la compañía (marido y uno de mis chicos) mejor aún. Muchas gracias por hacernos pasar una velada espectacular.
Gran decepción después de estar hace unos años en el restaurante de Barcelona. Quizás sea un concepto distinto, o que iba con las expectativas muy altas, pero un poco mediocre. Creo que estos restaurantes diría hay que analizarlos por los detalles, y dejo aquí unos pocos que no nos gustaron. -Nada más sentarte, si ves que el camarero derrama el agua al echarla en el vaso, mal. -Durante todo el servicio, cruzaba el brazo por delante del comensal para poner y quitar los platos. -No puede ser que retiren el plato al acompañante, cuando uno aún está comiendo, ni que intenten quitarte el plato cuando aún lo estás rebañando. Ya en cuanto a la comida, LO MALO. Los panes, algunos no crujian nada, serían las sobras de servicios anteriores. El primer entrante tenía una textura como revenida. El cogollo no pinta nada, simple y flojo. El muslito del pichón del arroz, totalmente crudo, desagradable de comer. LO BUENO, los dos platos de pescado muy buenos. El saborazo espectacular del arroz, muy intenso. El cabrito se deshace en la boca, tremendo. Y los dos postres muy muy buenos, sorprendiendo el sabor del helado de queso. Y la guinda, el bombón. El mismo que en Barcelona, bueno. Lo malo es el desgaste la de la caja, rematado por la suciedad en la presentación. Resumiendo, mejor ahorrar para ir al de Barcelona, o probad algún otro en Madrid.
Restaurante con mucha solera, local muy bien decorado, se encuentra en las antiguas caballerizas de un palacio, en la actualidad el mismo es un hotel de la cadena Melia,ambiente cool, comida exquisita hay dos menús uno 65€ por comensal y otro de degustación a 95 € con maridaje por 40€ más, vale la pena y con mucho gusto en su presentación, los profesionales muy atentos y rápidos en el servicio.
Nos ha gustado mucho esta experiencia sin duda repetiremos. Para mejorarz el arroz estaba algo crudo para nuestro gusto, quizá habria que avisar a los comensales de que ese es el punto que se requiere. El resto estaba de vertigo y delicioso! Muy recomendable!! 3l camarero amabilisimo!!!
El restaurante está ubicado en el interior de un hotel, tiene una zona de mesas en terraza y otra parte interior, pedimos poder comer dentro puesto que hacia un calor de muerte y nos dijeron que no se podía que daban todo el servicio en la terraza. Pedimos el menú degustación clásico, la comida correcta nada que sorprenda al paladar, lo postres nos parecieron muy repetitivos. Respecto al servicio bastantes cosas que mejorar, el trato es agradable pero se les veía perdidos con los tiempos, los platos y las mesas, nos sirvieron el entrante antes que el aperitivo, empezaron muy rápidos trayendo cada plato, tanto q casi te pillaban con la cuchara en la boca(literal) y luego según se fueron completando mesas la espera entre platos se demoró demasiado. En definitiva bastante decepcionante.