El Rinconcillo

Pese a todas las reseñas que había leído negativas por parte de los camareros, en nuestro caso la atención fue magnífica. Hicimos la cola como todo el mundo pero a la hora de cenar el trato fue bastante bueno al igual que la calidad. La verdad es que lo recomiendo 100% se cena a gusto, bien y a un buen precio. El local es antiguo pero curioso. Seguro que volveré.

Mi pareja descubrió este lugar por sus famosas pavias y hacía tiempo que queríamos probarlo. Es un local situado en pleno centro de la ciudad y cuya fundación data de la más antigua de todos los bares de Sevilla. En él podrás encontrar tapas típicas de siempre y muy muy deliciosas. Llama la atención como el local por dentro conserva la estética antigua y como la costumbre de que te atiendan y sirvan en la barra se conserva. El personal es amable y atento y, a pesar de la gran cantidad de gente que hay siempre, te atienden con bastante rapidez. Con respecto a lo lleno que está siempre el local, sea la hora que sea, recomiendo ir en cuanto abran para poder coger sitio más cómodo y no tener que hacer cola en la puerta hasta que llegue tu turno. Sin duda, un lugar muy recomendable para experimentar la auténtica tradición andaluza.

Situado en el barrio de Santa Catalina, El Rinconcillo es el bar más antiguo de Sevilla. Lugar con encanto y tradición para disfrutar de los platos típicos de la cocina Andaluza. Comimos de tapeo en barra. A destacar las espinacas con garbanzos, el solomillo de Jabalí y la tapa de rodaballo que nos recomendaron. Muy buen relacion calidad-precio.

Un sitio único y espectacular por su trayectoria. La comida muy buena y bastante económico para la zona (pagué en total 15’50€) Una sugerencia personal son los garbanzos con espinacas, los mejores que he probado aquí. También estaban muy ricos los otros platos de las fotos, gazpacho y arroz crujiente de boletos

Yo recomiendo mucho ir con reserva, y comer en el restaurant!! Nos atendieron top!! Estuvimos en la primera planta, comimos muy rico. Es un típico sevillano y el sitio esta super bonito antiguo pero bien conservado! El salmorejo que no falla, un plato de queso payoyo, carrillera, una corvina a la roteña que para mi gusto fue lo mejor si te gusta el pescado, ensaladilla (que a mi gusto le falta algo) y un arroz negro!

Este bar restaurante familiar ha conservado su decoración y ambiente original durante décadas, transportando a sus clientes un tiempo pasado. Pero lo que realmente hace que "El Rinconcito" sea especial son sus tapas y raciones, que son deliciosas y abundantes. Ya sea que estés buscando una tapa de jamón ibérico o una ración de rabo de toro, el menú te dejará con ganas de más. No dejes de probar sus croquetas caseras o su famoso plato de espinacas con garbanzos, que te transportarán a la cocina de la abuela. Con un ambiente acogedor y comida deliciosa, "El Rinconcito" es un lugar que no puedes perderte cuando estés en Sevilla.

Un excelente lugar, abajo te sirven de tapeo, pero si quieres sentarte y pides de raciones para compartir te puedes sentar en una mesa, eso sí, si no tienes reserva es muy difícil, aunque el metre, te avisa hasta que hora tienen reservada la mesa y tu calcula la hora y te atienden como verdaderos profesionales, nosotros no hicimos reserva llegamos pronto y nos aconsejaron lo que comer y por cierto todo estaba de CATEGORÍA , lugar para repetir y no irte de Sevilla sin probar lo típico de este establecimiento. La atención de 10 0 Por no decir que de GRANDES profesionales, y el precio perfecto.un saludo a lis trabajadores que nos atendieron y como no al dueño del local por saber seleccionar a su gente. MUY PROFESIONALES Y CON CFITERIO.por cierto que en los postres nos agravaron con un vino espectacular . GRACIAS MOTERO , te esperamos en CHESTE GASSSSSS!!!!!!!

Considerado uno de los bares más antiguo de Sevilla, este bar te transporta a otros tiempos donde todo era mucho más tranquilo y sosegado, las tapas muy elaboradas y sabrosas, el trato correcto y el ambiente inigualable, sin duda un sitio de obligada visita tanto par el Sevillano como para el de fuera.