-
Me ha gustado muchísimo, el ambiente y decoración muy elegante, sencillo y sofisticado al mismo tiempo, en la zona junto a las ventanas mucha planta verde en jarrones muy bonitos. La atención estupenda desde el primer momento, nos han aconsejado muy bien, y atendido estupendamente, nos hemos sentido a gusto. Que decir de la comida mejicana, apetecible hasta a la vista por sus colores, será por la falta de costumbre pero hasta el olor de las tortillas me llamó la atención. Ensalada de tomate espectacular y guacamole muy rico con toques originales. Cócteles en línea y postres que sorprenden hasta al ojo. Todo en el marco de un hotel fuera de serie. No es barato, es cierto, pero creo que es proporcional a lo recibido.
Nuevo restaurante en el centro de Madrid, aunque la dirección es plaza de las descalzas puedes acceder desde el Hotel, además lo recomiendo para poder ver lo espectacular de la decoración que precede al restaurante. Lo visité en el mes de mayo y tengo que decir que la atención es ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ de verdad que no escatiman en detalles, sin saturar. El restaurante es bastante grande y tiene dos espacios muy diferenciados uno Con luz natural ideal para comidas y otro más interior, en el que tiene que ser un lujo cenar. Tengo que decir que tuve la suerte que una persona del restaurante, al finalizar la comida me enseño con todo detalle los espacios del restaurante contándome sus detalles y también diferentes estancias del hotel. La comida me gusto muchísimo, se nota mucho que los tacos son totalmente elaborados en el restaurante. El Único plato que me dejó un poco indiferente fue el arroz, que estando bueno, me sorprendió menos Calidad/precio ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
Experiencia buena, aunque ha dejado que desear. La decoración de lugar es un 10, así como la atención desde la llegada hasta que empiezan a llegar los platos. Empezamos con una cerveza cubana y un cocktail Mariá María; las dos bebidas sin más, ni malas, ni buenas. Me sorprendió que siendo un lugar de Enrique Olvera una michelada no fuera buena al ser algo tan sencillo, y que la Valentina (salsa) no esté siquiera bien revuelta. Seguimos con los platillos. De primero una tostada de atún con caviar (€25 euros por pieza); no repetiríamos. El atún no sobresale, y la tostada en sabor es nulo. No diré que es mala ya que la calidad del atún se nota, pero la relación precio/calidad-sabor es muy baja. Continuamos con un choriqueso (€16). Aquí a diferencia del atún me parece un platillo precio calidad sobresaliente. Se nota que es un queso de calidad poco grasoso, al igual que el chorizo que nos comentan es hecho en casa. La porción es generosa y le acompañan tortillas de harina deliciosas. Por último, un pescado a la talla (€49 euros) que es el mejor platillo sin lugar a dudas. Una pieza de rodaballo fresca, en su punto y con salsa roja exquisita. Le acompañan tortillas de maíz negro y amarillo para taquear y tienen 3 salsas: cruda, verde y habanero, de las cuales las dos primeras muy buenas, la de habanero muy picante (como mucho picante) imposible para acompañar algún platillo. Otra pareja de mexicanos a nuestro lado comentaron lo mismo. Para finalizar queríamos un postre, sin embargo, las opciones son pocas y en nuestro caso ningún postre nos llamo la atención, por lo cual no probamos ninguno. Los peros: - Tardaron muchísimo entre plato y plato. Con el pescado se disculparon por la demora, pero las tortillas llegaron frías. - A los platillos les hace falta sal. Las 3 mesas que estaban cerca pidieron sal (traen escamas de sal marina) y con esa pizca de sal extra los 3 platillos mejoran notablemente. Destaca: - La decoración del restaurante. Es un lugar diseñado por un despacho francés y uno inglés que como resultado crearon un sitio ameno, lleno de plantas, con una iluminación agradable y que hace a uno sentirse en casa. Las lámparas del salón de madera son maravillosas. - El ambiente. La música y el trato de los meseros es muy bueno. Si bien se olvidaron de traer salsas y sal de nuevo (tuvimos que repetirlo 2 veces), siempre estuvieron atentos y nos explicaron todo con lujo de detalle. - El pescado a la talla. Hemos comido en otros sitios, y puedo decir que es el único que nos ha gustado en España. Un platillo obligatorio. Al final €151 euros para dos personas. Debatido entre 3 y 4 estrellas, donde la experiencia y el lugar hacen que sea un 4/5.
Es posiblemente el mejor mexicano en el que hemos estado. Ambiente y decoración espectacular, sonando la música adecuada durante toda la velada. Nosotros fuimos a comer, para poder tener el resto del día para quemar esas calorías de más. Nada más llegar te das cuenta que es un sitio muy cuidado, desde las mesas a los baños. Servicio dedicado y atento, en nuestro caso quizá demasiado ya que no había mucha gente. Pero agradable en todos los sentidos. La carta no es grande, sin embargo nos dejamos llevar por las recomendaciones del servicio ya que parecía que tenían mucha idea. Empezamos por el guacamole y las flautas de papá. Continuando por la gringa de camarón y terminando con la cochinilla. No podía haber sido mejor. Todos los platos muy recomendados, no sabríamos cuál mejor. Porciones generosas y espectacularmente buenas, todo acorde al prestigio de su chef. Uno de los imprescindibles de la capital sin ninguna duda.
Espectacular!! El interior del local está cuidado al detalle. La distribución, los materiales y la iluminación, crean un ambiente mágico. En cuanto a la comida, tanto la materia prima, como la elaboración y la presentación, de primera calidad. El servicio acorde con el lugar, dando una atención al cliente , exquisita.
El sitio es precioso, con una decoración llamativa pero sin ser excesiva. La atención de los camareros es fantástica, siempre pendientes y dispuestos a recomendarte. La comida es deliciosa, mezclando clásicos de la cocina mexicana pero adaptados a productos locales. Probamos un ceviche muy fresco y un choriqueso que, con las tortillas, formaba una combinación especial (aunque hay que decir que llena bastante). El mole negro es una delicia. Los calamares es posiblemente el plato que menos nos sorprendió, no por sabor sino por verlos "demasiado" adaptados (quitando unas piparras que daban el toque de chile, eran unos chipirones con pisto). Finalizamos con un postre de merengue con crema de melocotón que es de lo mejor que he probado en bastante tiempo. Además, tienen una zona de barra donde te puedes tomar un cóctel. En cuanto a precio, no es barato y creo que algún plato debería bajar, pero no es excesivo, una media de 40€-50€ por persona y te vas bastante lleno.
Hoy hemos comido en Jerónimo, nos ha gustado mucho la experiencia, los camareros muy amables nos han explicado todo lo necesario y nos han dado muy buenas recomendaciones. Nos gusta mucho la comida mexicana y este sitio es otro nivel en comida de este tipo.
Lujazo de comida en la que el chef Enrique Olvera nos trae la tradición mexicana al centro de Madrid. La comida es un auténtico disfrute con platos de lagrimón como el mole negro, el mejor que he probado en mi vida. Recomiendo acompañar con unas margaritas. Mención especial al servicio de mesa, hacia tiempo que no me atendían tan bien.