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Fuimos a comer, nos gustó. La visita guiada previa en la casa de Manolete fue interesante. El servicio es muy amable y se agradece que dividan los platos en dos para que ambos comensales los puedan probar. Nos pareció caro en comparación con otros restaurantes de la ciudad igual de buenos y, estando todo correcto, no hubo ningún plato que nos sorprendiese especialmente.
Absolutamente espectacular. Servicio impresionante, atención continua y discreta, ambiente tranquilo, salas decoradas con todo lujo y detalle y carta impresa cada día y para cada comensal con sello para que te lleves a casa. Pedimos para compartir las croquetas de jamón, todo un acierto y de principales arroz con conejo (ahumado en mesa, impresionante de sabor y cantidad) y lomo alto con salsa cazadora, sobran las palabra para ese plato. En cuanto al postre no sabíamos muy bien cual pedir y nos decantamos por el davidoff de cacao y oro, no esperábamos tanto, y fue de nuestros platos favoritos. Para la calidad de servicio que dan, el sitio y la comida, no es un sitio nada caro. Para repetir siempre que vengamos a Córdoba.
Toda una experiencia gastronómica. No excesivamente caro si se sabe pedir. Entre platos, nos pusieron un par de tapas cortesía de la casa. La torrija estaba brutal, 100% recomendada. Trato excelente, en un ambiente íntimo y muy bonito.
Fui con mi familia a cenar. El sitio es encantador y precioso. Los camareros muy profesionales y atentos, nunca te falta de nada. Tienen gran variedad de entrantes y platos principales. Además de los platos que pides entre uno y otro te ponen aperitivos gourmet (en nuestro caso mazamorra y sorbete de salmorejo muy ricos). Pedimos al centro croquetas con jamón, foie (exquisito) y anchoas. De platos principales pedimos, chivo, atún, bacalao y presa (para mi el mejor de todos, la salsa espectacular y la carne exquisita). El precio fueron unos 55 euros por persona. Es un sitio caro, pero por la calidad de los platos, el entorno y la atención al cliente los merecen.
Espectacular palacete en el que te sientes transportado a otra época .No falta ni un detalle . Toda la plantilla súper profesional y muy serviciales . Todos los platos que pedimos espectaculares ,bien preparados y estupendamente servidos Repetiremos seguro ,nos quedo mucho por probar
Fuimos la noche de San Valentín (perdón por la tardanza en escribir la reseña :D) y nos gustó mucho. Primero nos hicieron una visita de la casa totalmente gratis (un detallazo) y después nos sentaron para comenzar la cena (con música en directo incluido!). Optamos por elegir a la carta, dos entrantes, un principal y postre. Nos gustaron mucho las croquetas y el foia. El postre también sublime. El personal muy atento y agradable en todo momento. No somos de Córdoba, pero si volvemos seguro que vendremos otra vez!
Sin palabras desde que entras por la puerta! El cariño de Reme para contar la historia del palacete y de Manolete es solo la antesala del espectáculo! Ostras, croquetas, huevos rotos, raviolis, lomo alto... combinando tradición y elegancia! Sin duda volvería a deleitar la carta de Juanjo, chef excepcional! Enhorabuena por el trabajo, el proyecto que tuve el placer de conocer y el equipo! - Buena relación calidad-precio - Comida sensacional, moderna con sabores tradicionales - Servicio encantador y atento - Lugar con mucho encanto... para repetir!
El emplazamiento era fantástico, inspirando tranquilidad y armonía para disfrutar de la comida. A eso le sumamos la atención del personal, que ha sido estupenda sin poder ponerles un mal comentario. Empezamos llegando a la mesa y la carta tenía un detalle muy bonito siendo cómo abierta solo por nosotros. Nos recomendaron muy buen vino, y a un precio acorde con su calidad y maridaje con la comida que íbamos a pedir. Para empezar nos tomamos dos raciones de croquetas de jamón, que venían con un detalle de jamón ibérico encima. En si la croqueta era cremosa, con sabor y equilibrada. Para los segundos, me dejé recomendar por el camarero, que sugirió tomar la cola de toro, que venía guisada en sus jugos. Estaba perfecta de cocción ya que la carne se separaba del hueso. Y para mi sorpresa en un restaurante de su nivel, fue la cantidad del plato. Y para finalizar pedí un coulant de chocolate que estaba en la línea de toda la comida, ósea, perfecto. Si tuviera que poner una pega era que el agua no te la dejan en tu mesa, si no en un guéridon con el agua de otras mesas, y con nosotros se equivocaron.