Comedor de vanguardia en una casa de recreo del siglo XVIII. Casa elegante del siglo XVIII en la que se ofrece comida mediterránea creativa, además de menús de degustación y maridaje de vinos.
Conocíamos la cocina de Begoña desde sus orígenes y la habíamos visitado en varias ocasiones, pero todavía no habíamos estado en este local tan bonito que parece un palacete. La decoración es sobria pero muy moderna, un estilo que llama la atención. Reservamos la visita para celebrar nuestro aniversario y por supuesto no nos defraudó. Estuvimos en el piso de arriba en una mesa inmensa para dos aunque cabíamos ocho. La cocina de Begoña sorprendente como siempre. Cuida cada detalle de sus platos, tanto por dentro (la comida) como por fuera (diseño muy bonito cada uno de ellos). La atención del personal perfecta, rápida y muy profesional. Camareros cordiales y atentos. Nos quedamos con ganas de tomar una copa en la terraza, pero esta vez no pudo ser.
Simplemente espectacular. Pedimos menú ovo-vegetariano, una gran esperiencia de sabores para tu paladar, recomendable 100%. Para mí, de lo mejor que he podido probar hasta la fecha y puedo decir que he ido a muchos restaurantes con menú degustación de estas características. El servicio impecable lo digo porque suele fallar el servicio que para mí junto con la calidad gastronómica es fundamental. Ambiente tranquilo y romántico para pasar una gran velada.
Espectacular experiencia gastronómica. Los platos son maravillosos y cada etapa cambia de la anterior. La variedad de las texturas y sabores así como su presentación hacen que el disfrute sea óptimo. Gran carta de vino. El equipo humano es también a destacar. Amables, profesionales y muy atentos. Para volver pronto.
Por fin pudimos visitar La Salita. Degustamos su menú vegetariano y nos sorprendió por su amplitud de opciones y su variedad de recursos tanto técnicos como de productos. La terraza y el jardín exterior son espectaculares. Vale la pena ir aunque sea solo a tomar un cóctel. Es una gran suerte tener un lugar así en medio del barrio se Ruzafa.
Fantástico menú ovolácteo vegetariano, pero creo q le falta dirección de sala. Éramos 2 con menú vegetariano y uno normal, pero al traernos el primer aperitivo nos trajeron los 3 con anguila. Además nos habría encantado tener de alguna manera escrito lo q hemos comido, Dijeron q nos lo darían al terminar pero no nos dieron nada. Por otro lado cuando tomamos el café preguntamos que para q era un plato q pusieron en la mesa y al parecer se habían olvidado de ponernos los bombones. En fin, la comida excelente, riquísima, abundante etc… pero creo q le falta dirección de sala. A lo mejor sólo fue en nuestra mesa pero si no llegamos a preguntar, nos habríamos quedado sin uno de los platos y desde luego nos fuimos sin recordar todo lo q comimos. De todas formas volveremos
Lugar: maravilla. Palacete S XVIII en pleno centro de Valencia… increíble por fuera y por dentro, hay que verlo ? Personal: si el lugar es maravilla la gente que trabaja aquí más… un diez. Comida: qué decir de la comida. Nivel altísimo. De los mejores sitio que hemos comido. En línea con todo lo demás. Genial. Precio: podríamos decir que no es barato pero pagaras lo que pagaras te irías con la sensación de que merece la pena lo pagado. Recomendable: sin duda. Si, hay que ir.
El mes de diciembre acostumbra a ser de trajín. De reflexión, de cierre, de plegar velas, pero de planear a la vez las aventuras venideras. Como siempre, aprovechamos para despedirnos de los manteles ajenos (aún nos quedará organizar en mesas privadas) y en esta ocasión elegimos La Salita, de Begoña Rodrigo. Hubo risas, química y alquimia. Pero, ante todo, hubo luz. Un cierre sin nostalgia (qué mala es!). El lazo velvetón a un año extraño, de un diciembre suave.
Vale cada euro que pagas. Pedimos el menú más extenso y desde el primer momento te permiten realizar modificaciones en algunos platos en base a tus preferencias. Nos recomendaron un vino aleman que, desde mi conocimiento absolutamente inexistente en el mundillo puedo decir que estaba tremendo. Lo volvería a pedir. Fuimos a celebrar un cumpleaños y nos sacaron una tarta con una vela para que pudiera soplar. Experiencia de 10.