-
Buen lugar para comer, cenar o tomar algo. Buena atención del personal. La ubicación justo enfrente de la Iglesia de la Antigua ( preciosa). Me gustó mucho la decoración de la barra y la comida cubrió con nota mis expectativas a un precio muy razonable. Aconsejo su visita.
El sitio es típico restaurante castellano. Pero le falta un poco de orden voy a decir. La comida buenísima con eso gano puntos sino ya lo tenía perdido. La chimenea que tienen en el comedor suelta demasiado humo y sales oliendo a hoguereta??♀️. Esos son los detalles que tienen que cuidar. La atención y comida muy buena.
La comida de 4,5, estaba todo el cocido bueno menos los fideos que estaban como pastosos. Caldo bueno, verdura buena, carne buena. Poca cantidad pero estoy seguro que si hubiéramos pedido más nos hubieran puesta más. La chica que habia muy pendiente de todo. Al final nos fuimos cuando habia un concierto de flamenco, pena no haberlo sabido antes
Buen sitio para comer dispone de terraza pero también de salón interior para comer tranquilamente, la comida toda esta muy buena, la única pega que le pongo es que el servicio es lento habiendo reservado y sabiendo lo que íbamos a cenar tuvimos que esperar un buen rato.
No es comparable el precio con la Calidad. El nombre y su historia así como los comensales famosos que ha tenido en sus mesas puede hacer pensar que mereciera la pena pagar más de 40 € por un menú de grupo. ¡ No es así ! Hoy en día es absolutamente decepcionante... En fin, espero que mejoren realmente, no me gusta escribir reseñas tan malas, no me gusta...
No volveremos, la comida normal, pero cuando llega la cuenta resulta que nos ponen postres de 8 personas cuando somos 5 y solo habíamos pedido 4 postres, se lo decimos y se llevan una cuenta de 215€ y vuelven con una 214€. Esta vez nos ponen 3 refrescos de más, ya mosqueados la revisamos porque no nos cuadran las cosas. La camarera nos dice que la carta es sin IVA. Pero luego el dueño nos dice que por supuesto la carta es con IVA, ya con no muy buenas maneras. Al final nos fuimos por no seguir discutiendo, que no digo que de cocina sepan, pero de cuentas o no saben o saben demasiado. Algunas cosas, sobretodo las bebidas, las ponen al precio de la carta y luego le suman en IVA y otras no. Creo que estas cosas hacen mucho daño a la restauración del centro de una ciudad. No volveremos y por supuesto no se lo recomendaremos a nadie. Ah, y las piedras para el chuletón hay que ponerlas mucho más caliente, si no estropeas la carne.
Probamos el pincho "Calderecha de lechazo de Castilla y León", participante en el XVIII Concurso Nacional de Tapas de Valladolid. Es una pasta rellena de lechazo acompañada de la salsa del guiso y espuma de patata. Ha sido creada por Sergio Santos del bar La Viso de Zamora. Es difícil realizar nuevas elaboraciones de lechazo que hagan olvidar las tradicionales.
Por limpiar la mesa entienden limpiar las migas de pan hacia el cliente manchándolo. Personal insuficiente y el que hay con cuestionables formas (comprensible por lo primero). En pleno coronavirus te entregan la carta en papel llena de grasa y manoseada. En los baños no hay jabón alguno. Muy lentos. Carísimo para lo que es. No merece la pena.