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Restaurante de trato familiar, donde se pueden degustar platos típicos. Tienen una carta variada de raciones y la relación calidad-precio es la adecuada. La cantidad de los platos es la que se puede ver en las fotos, no es abundante pero tampoco escasea la comida... todo en su justa medida. Y para acabar, preparan postres caseros exquisitos.
Tiene aspecto de tasca, osea manteles de papel y esas cosas. Pero cocinan muy bien. Se puede cenar un picoteo con buen vino por 20 o 25 euros. Casero y bien elaborado. Y simpaticos, que en Vitoria es un plus.... La empanada de lacón excelente y la preparan para llevar.
Buena atención. La ensalada de ventresca y los calamares bien hechos y tiernos muy ricos. Sin embargo el pulpo y los mejillones no los repetiría. Éstos últimos por llevar demasiado tomate y no ser natural.
Tienen mesas para 4 pero si vas una persona a comer por trabajo no te la dan aún estando libre y sin reserva. Te ofrece una mesa de servicio dobde comen ellos.
La limpieza, deficiente (el suelo se pegaba y salimos con olor a fritura). Como no tenían cambio decidieron subirnos la cuenta alegando un servicio ficticio. No volveremos, por supuesto!
Increible el revuelto de hongos. Me ha hecho llorar y todo, una vuelta a lo tradicional que no queria... Pero necesitaba.
Los dueños muy amables! Pintxos y raciones muy ricos.
Muy rico rico el pulpo y las cazuelitas, buen servicio.