Restaurante chic con tapas vanguardistas. Amplia carta de vinos y tapas elaboradas con productos de temporada y presentadas de forma exquisita en un restaurante refinado.
Restaurante muy bueno con comida de gran calidad y creatividad. Damos 4 estrellas ya que el servicio en los últimos meses no ha estado a la altura. Apenas acabas de terminar de cenar ya te invitan a irte porque tienen la mesa dada. Mejorando esta parte, los platos están a la altura del lugar!
Gracias al mejor Chef ??? Fran por su atención tan especial. Gracias a todos por cuidarnos tanto. El lugar por si es muy acogedor. Y los platos exquisitos. Me quede enamorada en el plato con el ingrediente “leche de tigre” y el otro con caviar y remolacha. Oh y los postres es lo mejor. Los sabores de toda la comida muy finos, delicados y la presentación de los platos impecable. Fue una experiencia inolvidable.
Fuimos 4 personas por un cumpleaños y nos dejamos aconsejar por el camarero. Sabiendo que íbamos con hambre, pedimos además, una ración de 120g de carne de Wagyu [vaca japonesa] y eso fue lo que más subió la factura que veis. Igual creéis que es caro pero recomiendo venir a este lugar tan exótico al menos una vez en la vida, ya que descubres sabores que ni imaginarias que podrían existir. A quien no le guste el pescado o la carne cruda poco puede elegir, porque la carta es bastante limitada, pero realmente no tiene el sabor que tendría un alimento crudo en cualquier otro lugar, os lo aseguro. Falta decir que la atención es excelente, muy atentos y simpáticos todos, sobretodo el argentino que estaba atento a todos los detalles y no nos faltó en ningún momento ni vino en la copa ni nada en la mesa. Fuimos por recomendación de un amigo y lo recomendaremos también sin duda. Esperamos volver en otra ocasión especial.
Exquisitas propuestas de cocina de vanguardia en un local decorado de manera muy cuidada. A pesar de llamar para reservar el mismo día, pudimos tener una mesita en la terraza con estufa, que nos hizo estar muy a gusto aún en el exterior. Nos dejamos aconsejar por el personal sobre la elección de todos los platos, que resultaron excelentes. La hoja de sisho, con erizo y tosazu, increíble. La ventresca de atún se deshacía en la boca… y la raya a la beurre blanc de caviar, también muy destacable. Pero desde luego, los tres mejores bocados que probamos fueron el canapé crujiente de pollo con sashimi de calamar, el taco de jalapeño, y sobre todo el hojaldre con trompetas de la muerte, yema de huevo y foie…alucinante. Quizá lo más flojo de la cena fueron los postres, pero el resto de los pases cumplieron con creces. Por último, apuntar que siempre se agradece al ser aconsejados por el staff que se informe del precio y del número de pases que se van a disfrutar. Aún así, vivimos una gran experiencia en este local.
Mont Bar es una de esos lugares que te encuentras y debe de ser parada obligatoria. Hemos estado comiendo y la verdad que merece la pena, es muy difícil decantarte por un plato, porque todos están deliciosos. Además el trato del personal ha sido estupendo, y muy atentos en todo. Lo recomendaría sin lugar a dudas y más si eres una persona que disfruta en este tipo de restaurantes.
Todo perfecto, no ha fallado ni un plato, no es económico pero puedes degustar platos que no comes con frecuencia. El lugar es atípico para el menú que ofrece. Muy bien todo, y cameros muy atentos!
Fuimos de celebración de cumpleaños, una gran opción. Al haber tantos platos para elegir, optamos por el menú sorpresa elegido por el propio camarero que nos atendió. Escogió muy bien las tapas (hay que decir que le di alguna pista de lo que me podría gustar… ;) ). El camarero fue muy amigable con nosotros, tuvo la paciencia de hacernos fotos y conversó distendidamente con nosotros a lo largo de toda la noche, lo cual nos alegró la velada. Lo único malo es que, al tener hora en el segundo turno, tuvimos que esperar bastante a que nos dieran la mesa. Sin embargo, para hacer más corta la espera fuera, nos invitaron a copas de champán.
Primera visita a casa del chef Fran Agudo. El bar es pequeñito pero encantador y muy acogedor. El personal de sala atento y muy agradable haciendo que la experiencia sea redonda. Hay opción de un menú según gustos pero optamos por pedir carta con alguna recomendación. Los entrantes hay que pedirlos TODOS. A cual más interesante, rico y sorprendente. Con los principales tuvimos dudas porque todos se presentaban deliciosos, al final optamos por dos medias raciones de dos de ellos para poder probar más y un postre junto a los petit fours. Mucha técnica y reminiscencias del ya desaparecido Tickets, ya que el chef Fran Agudo fue responsable de su cocina. Para volver mil veces más. Merecidísima esa estrella. Precio 2pax: 250€ con todo lo que se ve en fotos y 8 cañas.