Lugar antiguo de comida española. Salón recubierto en madera con detalles de ladrillo visto que sirve gazpacho, paella y platos con huevo, como tortilla.
Comida tradicional, muy bueno todo. Los camareros muy atentos, servicio super rápido. Precios de geniales. Tuvimos que esperar cola pero merece la pena. Pedimos una ensalada mixta, croquetas con ensaladilla, huevos fritos con patatas, callos, gambas a la plancha, consomé al jerez y bacalao, de postre flan, arroz con leche y cuajada, todo muy bueno. Sangría muy rica. Volveré seguro.
Comida casera muy buena y muy bien de precio. Pedimos las judías pintas y la sopa Puerto Rico. De segundo, hígado encebollado. De postre, flan casero. Todo buenísimo. La atención también muy buena. Local muy agradable. Estaba lleno, pero no tardaron en darnos mesa. Totalmente recomendable!!!
Magnífica relación calidad/precio en los menús que ofrecen. No reservan mesa, la rapidez en cocina y el servicio atento hacen que sea un constante ir y venir de clientes.
Pedimos del menú del día. Comimos bien, estaba rico. Buena atención. Precios razonables. El flan podría ser más grande.
Descubri este pequeño lugar de casualidad caminando por Madrid. La verdad, un gran hallazgo!!. Lugar pequeño con pocas mesas. En mi caso la comida la he llevado para el Hostal. El pulpo a la gallega y las gambas al ajillo estaban exquisitas!!!. Lo recomiendo además por lo rico de sus comidas, por sus precios económicos
Un pequeño tesoro al lado de Gran Vía! Cocina casera con raciones generosas y realmente ECONÓMICO. Servicio amable y rápido. ¡Recomendable!
Este restaurante económico mantiene sus señas de identidad desde hace varios decenios: comida casera a precio de derribo. No destaca ni por la calidad extrema de la comida, ni por un local espectacular ni por poseer un servicio sublime... pero se come primero, segundo y postre todo de carta por unos 12€ ¿quién da más por menos?: nadie
Llegamos por casualidad buscando algo cerca de nuestro hotel, pues mi mujer estaba algo fastidiada. Fue todo un descubrimiento. El local limpísimo, el personal muy atento y profesional (por lo que nos dijo el señor, llevan más de 50 años) y la comida excelente. Apetecía comerse lo nuestro y lo de las mesas vecinas. Pero es que además de tener unos precios bastante contenidos para lo que es la zona, los platos eran todos muy abundantes. Nos costó llegar a los postres pero mereció la pena el esfuerzo, porque todo estaba riquísimo. Un verdadero placer haber dado con este sitio.