Cocina vasca en un restaurante tradicional. Restaurante clásico regentado por una familia con platos vascos y mediterráneos.
Un clásico de Barcelona que resiste tras más de 80 años de historia. Sus platos tradicionales siguen en la carta, prueba de su buen hacer. Comida muy sabrosa, clásica y bien servida. No defrauda.
Local en el "rovell de l'ou", en las mismas Ramblas, osea que muy bien el paseíto desde la Catedral. Íbamos ya con la idea de provar un menú de viernes. Pedimos parrillada de verduras (muy escasa, veías a través de las rodajas de calabacín), mejillones vapor (riquísimos), bacalao (correcto), calamares plancha (muy buenos), helado de canela (delicioso) y flan (muy rico) y dos copas de cerveza vasca La Salve. Local limpio y bonito. Servicio muy atento y correcto. Baños muy bien. Mesa con mantel y servilletas de tela... Feliz! Buena experiencia en general.
Las patas bravas están muy buenas. Son muy diferentes a las típicas que se encuentran generalmente en los bares y restaurantes. Me gustó mucho, porque es uno de los pocos restaurantes originales que aún quedan en la rambla.
De todos es sabido que la gran mayoría de restaurantes ubicados en Las Ramblas de Barcelona ofrecen un producto para turistas. De calidad media y precios muy elevados. Pero no es el caso de Restaurant Amaya. Fui especialmente a probar sus patatas bravas, las cuales son una maravilla. Están buenísimas! Caseras, preparadas con mimo y a un precio más que razonable. Recomiendo 100%
Bravas+1caña+1cola: 13,85€ Los que se quejan del precio, de verdad no lo entiendo, no es barato pero tampoco me parece un desmadre. Es un restaurante EN LAS RAMBLAS, no puedes pedir menos... Las bravas muy ricas aunque pequeñas, llevan allioli y la salsa picante es bastante suave ¡Muy ricas! No puedo opinar del resto más que del servicio, que fue bueno y del local, que es impresionante, parece un museo por dentro :)
Las bravas Buenas però los mejillones incomibles, la ensaladilla normal però precio muy elevado
Lo único que queda de este restaurante es el nombre. Lo que había sido un lugar de referencia para comer, en las Ramblas, ahora es un sitio vulgar donde ni el menu ni el personal merecen que nadie vaya. Siempre la misma historia, se compra un lugar emblemático, se deja el nombre y se hace desaparecer la calidad.
El espacio es agradable, precios normales por la zona, el aguacate estaba oxidado, pedi una hamburguesa y trajeron otra diferente, mas cara. El trato ha sido agradable, la terraza en la rambla vale la pena.