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Histórico, considerado el restaurante más antiguo del mundo. Para degustar el cochinillo. Buen ambiente, arquitectura de antaño acogedora. Hay que ir por lo menos una vez.
Excelente experiencia! El cochinillo crujiente y jugoso, buena atención por parte de los camareros, buen vino y nos gustó mucho la tarta de queso. Recomiendo aprovechar para ver la antigua bodega que data de 1590 y se encuentra en el piso de abajo (preguntar a los mesoneros)
Hoy haciendo la visita guiada por Madrid, nos ha explicado el guía la antigüedad de este restaurante y bien que hacían los asados tanto de cordero como de cochinillo, pero que era imposible comer sin reserva. Pues bien a la vuelta sentados en una tasca justo enfrente hemos pensado preguntar y SUERTE, mesa libre. Efectivamente los asados muy buenos y la tarta de queso del postre, creo que de las mejores que he tomado nunca.
Fuimos por conocer el restaurante más antiguo. El trato de los camareros dejaba mucho que desear. Cuchicheaban en medio de la sala y en ocasiones se hablaban mal delante de los clientes. La presentación de los platos y trato es mejorable. Vino la tuna universitaria a tocar y luego pasaba pidiendo donativos… La comida estaba buena. Pero hay sitios mejores para probar en madrid. No volvería a ir.
El restaurantes más antiguo. Comida de toda la vida, productos de buena calidad y elaboración tradicional. La sopa de ajo y el cochinillo estaban riquísimos. Muy bien atendida, servicio excelente, rapido y atento Cuando entras es como transportarse a otra época, de cuento. Calidad y tradición define este sitio con historia.
Casa Botín, fundada en 1725, es el restaurante más antiguo del mundo según el Libro Guinness de los Records y uno de los referentes de la mejor cocina tradicional en Madrid. La revista Forbes le reservó el tercer puesto entre los 10 mejores restaurantes clásicos del mundo, a la Casa y a sus dos especialidades, los deliciosos cochinillos y corderos asados al estilo castellano. Tres y cuatro veces por semana llegan al restaurante cargamentos de los mejores cochinillos segovianos y corderos procedentes del triángulo mágico de esta carne: Sepúlveda-Aranda-Riaza. Poco a poco, lentamente, corderos y cochinillos se van dorando a los calores y la respiración pausada y solemne del viejo horno, alimentado con leña de encina. Un horno que ha permanecido en funcionamiento desde su fundación bajo la atenta mirada de los maestros horneros y los expertos cocineros que llevan toda la vida en la Casa. Estas leñas y sus brasas, estratégicamente colocadas a la izquierda del fogón, reparten armónicamente el sabor de la sal, pimienta, agua, manteca de cerdo, vino blanco, laurel, cebolla y ajo por todas las piezas, cochinillos y asados.
Comida de amigos. Teníamos reserva para 4 personas a las 15:30 horas el sábado 2 de diciembre. Tuvimos que esperar un rato hasta que se quedó una mesa libre. Nos tocó digamos en el sótano, el lugar pintoresco y rústico, pero nada cómodo. No había apenas espacio para moverse. El servicio fue rápido y profesional, quizás lo mejor la comida. Pedimos unos entrantes; ensaladilla rusa y pientos con ventresca. La ensaladilla sin gracia y la ración escasa. Los pientos también sin gracia la ración un poco más generosa que la ensaladilla. De principal pedimos cochinillo asado, cordero asado y entrecot. Lo mejor de todo el entrecot y no era gran cosa. El cordero asado muy corriente, de menú diario de 15-18 el menú completo. El cochinillo recalentado, ración pequeña y sin sabor a penas, una gran decepción. Los postres no estuvieron mal, ricos y generosos. El vino de la casa estaba bueno. En general lo veo un sitio para visitar una vez, no te pierdes nada en cuanto a su cocina, enfocado a turismo extranjero quizás. Hay sitios en Madrid tipo asador más económicos y bastante más calidad.
Para ir y decir que has estado en el restaurante más antiguo del mundo. Eso si, el sitio es curioso, sobre todo si comes en la parte de las bodegas. He probado el cordero mejor, aunque eso no quiere decir que esté malo.