Cocina creativa de temporada y terraza con plantas. Restaurante moderno, con una terraza con plantas, que ofrece innovadores platos de carne y pescado de temporada.
Ayer visitamos GALA, en la zona de Ponzano. Habíamos reservado para 14 y ninguno de nosotros había estado, no teníamos ninguna referencia, pero fue empezar el servicio y empezar a disfrutar con todos y cada uno de ellos. Un servicio impecable, que se supo adaptar a un grupo grande, a las necesidades de cada uno, con sus alergias e intolerancias. Y qué decir de la cocina: increíble. En cada plato encontrabas una elaboración impecable, con unos sabores muy potentes. Salimos realmente contentos y, sin lugar a dudas, repetiremos.
Comida riquísima, todos los platos que probamos estaban espectacular en especial el pulpo, un sabor brutal. El restaurante es pequeño con un toque modernista, los camareros siempre atentos para que no te falte de nada. En general nos gustó bastante.
Fui con mi mujer para probar el menú degustación. Ella eligió basada en las buenas evaluaciones. Decepcionante. El menú constaba de 4 entradas, 2 platos, un postre y una selección de quesos. Tres de las cuatro entradas eran muy dulces, no se distinguían los sabores. Los dos platos principales estaban bien, pero nada sorprendentes. Ambas entradas y platos no estaban calientes. El postre, un helado de mandarina con ron, era muy dulce, ni conseguí comerla. En lugar de la selección de quesos sirvieron una tarta de queso sin gracia. Al menos mi mujer pidió y el camarero amablemente sirvió los quesos después. No vale lo que cuesta. El punto positivo es la simpatía y amabilidad de los camareros.
Probamos el menú gala y pedidos una pieza de foie a parte. Calidad-precio muy bien. El personal muy amable si bien es cierto que había una mesa muy grande al lado y al haber estado antes que nosotros demoro un poco nuestro servicio pero nada fuera de lo normal. El menú te permite probar diferentes platos que te ponen para comer de manera individual y todo estaba muy bueno. El solomillo es un must. Volveremos seguro!
La verdad que fue una velada única, nos dejaron en la sala según entras a la izquierda y estabamos solos. Es como una sala privada. La comida poquita pero de mucha calidad y todo buenísimo, por poner un pequeño pero el pulpo estaba un pelín duro pero vamos, todo super bueno y la atención magnifica, tienen un camarero cubano que es un figura y te hace la cena más entretenida, volveremos sin duda.
Si lleva más de 30 años abierto este restaurante es por algo. Atención impecable (camareros súper profesionales, atentos pero sin agobiar). El menú degustación cuesta un poco más ahora, 37 euros (en la web sigue poniendo 35, lo deberían de cambiar), los entrantes estaban deliciosos: ensaladilla de 10, croquetas cremosas, ostras y unos erizos de mar gratinados que estaban de muerte. El Segundo de solomillo con foie y PX estaba exquisito, punto perfecto de la carne. Lo único que me defraudó un poco fue el postre, una tarta de manzana con un hojaldre demasiado grueso y un helado muy normalito. Aún así, por el servicio, la calidad y elaboración de los platos y unos precios contenidos, se merece de sobra las 5 estrellas. Volveremos seguro.
Es un restaurante pequeño, con una delicada y elegante decoración y un ambiente tranquilo. El producto que manejan es de muy buena calidad y el trato es exquisito. Sin duda es un sitio muy recomendable.
El Restaurante Gala aparece reseñado en la Guía Michelín dentro del grupo de Bib Gourmand, locales con calidad-precio digna de mención. Está ubicado por la zona de Ponzano, tan en auge a nivel gastronómico últimamente. El local en sí es muy pequeñito, con no más de 10 mesas, una decoración muy ligera y una iluminación muy tenue, que le da un carácter bastante íntimo. Hoy, en temporada de trufa, contaban con 3 propuestas de menú degustación y carta. Menú de trufa (50€), menú Gala, un poco más corto (40€) y menú largo (67€). Me decanté por el menú Gala, que consiste en 3 entrantes de elección libre, carne o pescado y postre o café. Buscando algo diferente, quise probar el carpaccio de venado, el huevo con trufa y boletus y el pulpo a la brasa con chorizo zamorano. Los dos últimos, espectaculares, destacando un pulpo con chorizo que pasa a convertirse en mi nueva combinación de sabores favorita. El carpaccio de venado, rico y con un punto fenomenal, pero le faltaba un poco de potencia de sabor. ¿Carne o pescado? Elegí el centro de solomillo de vaca con foie y reducción de Pedro Ximénez. Hacía tiempo que una carne no me gustaba tanto, y solo le pongo de pega que el trozo de foie se me hizo escaso para el volumen del solomillo. La combinación, inigualable. De postre, cómo no, tarta de queso, con una textura muy lograda, no tan líquida como se lleva ahora, muy bien acompañada de unos hilos de toffe y galleta. Los petit fours, no demasiado destacables, salieron tarde, habiéndome terminado ya el café. Se salvó la trufa, pequeñita y rica, pero ni la gominola de toffe, ni la palmerita de canela ni la nuez garrapiñada aportan más que algo dulce para terminar. Cuenta de 52,50€ con dos bebidas y un café, con una buenísima relación calidad-precio, quedándome con ganas volver a probar más platos, porque el nivel de cocina, producto y servicio merecen escalar un peldaño más dentro de la famosa guía de neumáticos.