Degustaciones y marisco del norte de España. Comedor famoso y luminoso de mariscos del Cantábrico, con platos para compartir en la barra de abajo.
Excelente la cocina, las croquetas muy cremosas, los callos con huevo, muy buenos, y las manitas deshuesadas con carabineros, para tocar el cielo. Precios a la altura de los productos, difícil salir de ahí por menos de 50€ por persona. No le pongo 5 estrellas porque el local me ha decepcionado un poco. Por estos precios uno espera manteles blancos en las mesas y una disposición de las mismas que no parezca un buffet libre. La decoración desmerece un poco.
Me ha encantado. Hemos pedido unos entrantes espectaculares. Tanto las alcachofas, como el arroz y las croquetas. He de decir que la fama la tienen las croquetas por cremosas pero las alcachofas eran de otro mundo. Los rusitos con trufa y salsa de boniato muy rico. La lubina salvaje fuera de carta, sabrosa y sin espinas. Destacó tanto el tamaño de los platos como su sabor. En cuanto a los postres, la tarta de queso y las milhojas, espectaculares. Ponen tapa con las bebidas en lo que llegan los entrantes. Volveremos sin duda.
Aquí siempre se come bien. Apuesta segura. La terraza muy agradable. Las rabas, las alcachofas y la pluma espectacular. El más subido de precio del grupo Cañadío, merece mucho la pena. Ideal para familias y parejas. La atención del staff muy buena.
Hemos comido estupendamente en un entorno muy agradable y muy bien atendidos. Muy buenas las anchoas y exquisito el pastel de mejillones. También hemos comido un cocido montañés que estaba riquísimo y unas albóndigas de rape. El helado de queso también estaba muy bueno. Repetiremos.
Este local en la calle Jorge Juan nos sorprendió muy gratamente en la primera visita que hicimos. La zona de mesas es grande pero no excesivamente, teniendo dos zonas bien diferenciadas, una a la entrada, y otra más al fondo frente a una barra de bar. El trato del personal que te recibe muy bueno, al igual que el de los camareros. En nuestro caso, como éramos dos personas comimos en una mesa alta. El tamaño de la mesa está bien, dentro de la media, aunque a poco que te juntes con varios platos el sitio libre es muy reducido. El servicio fue muy rápido y eficiente. Los platos que probamos cumplieron plenamente nuestras expectativas, e incluso, las superaron. Por haberlos probado, y saber que son muy buenos, os recomiendo la ensaladilla de la casa, la purrusalda, las carrillos de ternera y el cordero. Como postre probamos compartiendo (porque estábamos saciados) la tarta de queso: riquísima. Sin lugar a dudas, volvería.
La verdad es que la cocina es fantástica. Todo lo que pedimos estaba buenísimo y muy bien presentado. A destacar, el Lomo de merluza con salsa de champagne y la Carrillera de Wagyu. Quedamos maravillados con ambos. Además, miden muy bien los tiempos. Como gran apasionado de las Tartas de queso, diré que me encantó. Merece mucho la pena acudir a conocerlo.
Impresionante! Un 10 en el servicio y en la comida Buen producto y una cocina excepcional, los segundos y postres lo mejor. Muy recomendables los arroces, sobre todo el de cachón, la merluza meunière y los guisos de carne. La tarta de queso es un imprescindible. El precio entre 55€ y 70€ por persona comiendo abundante y con bebida.
Sorprendente menú degustación Elegimos menú degustación, igual deberíamos de haber ido a comer, en lugar de cenar, acabamos muy llenos Nos sorprendieron bastantes platos, destaco la purrusalda Teníamos expectativas altas por la tarta de Cañadio, y no nos gustó tanto como esperábamos, sabor delicioso. Aparte pedimos botella de vino, quedamos muy satisfechos con todos los bocados.