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Trampa turística. Croquetas de medio milímetro a 1.50€ la unidad. Sabor bueno pero hay que cambiar más el aceite de la freidora porque mata el buen sabor. Patatas a lo pobre muy buenas!!!!! Los calamares a la andaluza no pudimos comer más de dos bocados, como se ve en la foto, calamares de medio metro, mal fritos y una textura chiclosa que tuvimos que dejar de comer o a saber... La chica amablemente nos ha dicho que nos invitaba, pero preferimos que no le pase a nadie más!
A pesar de la camarera ir como un torbellino (que máquina!!! Como curra, no para), simpática, agradable, atenta y con UNA SONRISA (para mi es muy importante trabajando cara al público). Pedimos el menú del día, el aperitivo nada en especial pero la PAELLA VALENCIANA….. la muestra las fotos!!!! Buenisimaaaaaa!!
Pues a pesar de lo que veo, la experiencia muy buena. El carpaccio de calabacín estaba muy rico y las croquetas bastante bien. La tarta muy rica.
La comida ha estado aceptable, de verdad… no me hubiese planteado escribir nada… Pero las patatas a lo pobre han sido demasiado pobres, demasiado secas, demasiado sin alma. No me parece nada bien que usen patatas (de bolsa) congeladas… todo esto se ha quedado en el plato porque era literalmente incomible.
Pongo una estrella porque no puedo poner -5 ! Trampa turística , la comida deja bastante que desear! La tortilla de patatas 6 euros la porción ( creo que es la peor tortilla que he comido en mi vida ) lo único bueno que tiene el sitio que te da el sol creo que es lo único positivo . El dueño de final nos dice que si nos pone la tortilla para llevar... Y ante nuestra respuesta no dice nada más .
A pesar de las reseñas q tienen, nosotros comimos bien. No había mucho donde elegir, por lo que nos decantamos por el menú y estuvo bien. La paella, acostumbrados a que valgan mas bien poco, nos sorprendió... bastante sabrosa. La sangría perfect! Calidades normales. Cantidad muy bien. Precio normal para la zona.
Nos sentamos en la terraza, tras 10 minutos sin tomarnos nota paso dentro para preguntar si se pide dentro. Un camarero con acento me contesta muy seco “no, se pide al camarero de fuera”, y cuando le digo que es que no hay ninguno, me contesta “pues es lo que hay, y si no gusta, ya sabes”. Le digo que sólo le pregunto por si prefiere que pida dentro y me dice “pues no, y que sepáis que no cobramos con tarjeta”. No sé si sería el dueño y piensa que le sobran los clientes, si no lo era, deberían revisar la cordialidad de sus trabajadores.
Lugar acogedor y todo muy bueno. Recomiendo el carpaccio de calabacín