Restaurante refinado de cocina innovadora. Restaurante refinado que ofrece gastronomía española moderna y creativa, con una extensa carta de vinos y licores.
Merece cada euro que pagas y no es tan desproporcionado como en otros restaurantes del estilo. La atención del personal es impecable y el local es tremendamente grande, lo que provoca que estes separado de otras mesas y que la comida sea mucho más confortable. La carta es corta pero no le falta de nada. Comida “de toda la vida” con sabores muy marcados y una presentación peculiar. De toda su carta me quedo con el Solomillo Wellington, es una obra de arte. El huevo escalfado es un muy buen entrante, también es contundente la ensalada de bogavante, pero los raviolis sin más y el postre no repetiría tarta de queso ya que sabe demasiado a queso y pierde el toque dulce. Tienen detalles como los bombones para el café y los aperitivos antes de pedir. Con un buen vino, postres y todo toca a 115€/pers aprox. Aunque sea para probarlo, merece la pena ir una vez.
Mi primera experiencia en este restaurante emblemático en Madrid y ahora entiendo el porqué y de su merecida fama, no dejan un detalle sin tener en cuenta Desde que entras en el local (por cierto decorado con mucho gusto y teniendo en cuenta su historia) te acogen y a nosotros Luis M. nos ha atendido y asesorado con absoluta profesionalidad y gusto exquisito. Con respecto a los platos hemos ido a lo seguro y hemos elegido los grandes clásicos de su cocina que son un acierto seguro. Hemos salido muy contentos y satisfechos de la elección de este local que después de algunos momentos de dificultad vuelve a resurgir
Ésta es de las reseñas que más fácil me resulta! No creo que añada nada nuevo. Restaurante emblemático de la capital y de toda España. Trato exquisito. Producto cuidado, elaborado y mimado. Fue una celebración especial y la hicieron más especial todavía, todo con mucho cariño! Muy recomendable y volveré pronto.
Amigos, quiero compartir con vosotros una reseña de uno de los mejores restaurantes de Madrid. El restaurante se llama Zalacain, por lo que tuvimos que reservar mesa con antelación para poder entrar. El restaurante abrió exactamente a las 20:30 en la entrada nos recibió un personal amable y atento, que nos ayudó a quitarnos la ropa de abrigo y nos llevó a la mesa. Música suave y ligera sonaba en el restaurante. Lo primero que llama la atención es el interior, se parecía más a restaurantes de películas de Hollywood, donde huele a lujo y riqueza, bellas visitantes disfrazadas pero sin esnobismo y patetismo, pero con gusto y amor. El personal me impresionó con su atención y facilidad. Primero nos trajeron los entrantes y estaban riquísimos, luego nos trajeron los platos principales y los postres. Es muy importante no olvidarse del código de vestimenta traje, camisa
Sin comentarios!! Fui por primera vez hace 35 años y la última vez hace casi 20. Y he vuelto!!!!! Han recuperado clásicos de su carta original y no debes perderte ni el steak tártare ( con patatas souffle) , ni los raviolis ni el solomillo Wellington…..siguen igual de sensacionales que la primera vez q lo comí……ah y los callos…..tremendos. Para terminar crepe suzette…..un clasicazo que siguen bordando. Recibí una invitación a comer y lo agradezco 1000%. No dejes de ir aunque sea una vez, merece la pena ❤️❤️❤️❤️❤️
Zalacaín está instalado en la cima de la gastronomía madrileña desde hace décadas. En esta nueva etapa ha agarrado los signos de identidad de sus orígenes y la cocina, la sala y la bodega forman una unión armónica y muy agradable para el comensal. Cubren desde la celebración hasta la comida de empresa de modo admirable
Un restaurante espectacular!! Posiblemente el mejor restaurante de Madrid. Un servicio inmejorable y, comida exquisita, en un ambiente elegante. Recomendable 100 x100 Gracias por todo.
Sencillamente soberbio. El trato y servicio del personal fue excelente, la recomendación de medias raciones fue más que adecuada. El ambiente y la cocina fueron perfectos. La terrina de foie inmejorable, el solomillo Wellington, perfecto. La decoración y los detalles de mantelería y cubertería un diez. Lo rematamos con un crepe Zalacain, no pudo estar mejor. Este tipo de restaurante es el que merece las estrellas Michelin, lugares donde no se hacen productos imposibles ni se deconstruye nada. Es comida normal ejecutada perfectamente. ¿El precio? Completamente secundario.